Ahora y después ¿volveremos a ser los mismos?

Por: Diana C. Ibañez Moncada, Vicepresidente Externo JCI Bogotá 2020

El 31 de diciembre de 2019 en la ciudad de Wuhan, capital de la provincia de Hubei en China, se notificó por primera vez la existencia del brote de una enfermedad ocasionada por un virus denominado Nuevo coronavirus (Covid 19) , desde entonces cambió por completo la historia de la humanidad en el inicio de esta nueva década.

Desde esa fecha y luego de más de tres meses, el mundo lucha contra un enemigo casi invisible, a partir del 11 de marzo de 2020 debido a su rápida propagación se convirtió en una pandemia global según la Organización Mundial de la Salud . Al 23 de abril del año en curso ya había aproximadamente más de 2,7 millones de contagios en más de 210 países y territorios en el mundo, con más de 190.000 muertes y cerca de 740.000 casos de personas recuperadas, siendo los países con mayor número de infectados Estados Unidos, España, Italia, Francia, Alemania
Ante dicha amenaza, los gobernantes asumieron la situación y decidieron tomar medidas preventivas y urgentes para proteger la salubridad pública de sus habitantes, tales como restricciones de viajes, cuarentenas, confinamientos, cancelación de eventos públicos y el cierre de establecimientos, entre otros, así como la difusión masiva y constante de los protocolos de higiene y bioseguridad, mientras los científicos logran la invención y aplicación de una vacuna que contrarreste dicha pandemia que puso en crisis a toda la humanidad.

“No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar ‘superado’. Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias, violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones.

La verdadera crisis, es la crisis de la incompetencia. El inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia. Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto, trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por superarla.”

Albert Einstein hizo un interesante análisis sobre la crisis:

Luego, las crisis traen consigo una invitación para que las personas, las sociedades y los gobiernos direccionen acciones conscientes de manera diferente, con el fin de aprender a manejarlas y lograr soluciones que permitan superarlas.

Dificultades, retos y beneficios del Covid 19

Esta situación ha traído dificultades de tipo político, económico y social para los gobiernos imponiéndoles retos que deben asumir de manera rápida, eficaz, organizada y reglamentada.
A nivel político, surgen discrepancias acerca de la toma de decisiones, pues para algunos gobernantes es prioridad la economía del país, mientras que para otros prevalece la vida de las personas. Lo importante es lograr el equilibrio entre estos dos aspectos que permita una solución favorable donde todos se beneficien.
La economía mundial, es una gran preocupación pues los expertos vienen hablando que probablemente esta crisis llegue a ser la más grande de la historia desde la Gran Depresión (1929), ahora llamada El Gran Confinamiento , provocada por el efecto sanitario directo de esta enfermedad que no permitirá el crecimiento esperado para el año 2020. Allí ha de pensarse en crear economías disruptivas, sostenibles y con visión futurista.

En temas medio ambientales, con ocasión del confinamiento de las personas, la reducción de la movilidad y el cierre de las industrias, la naturaleza se ha visto favorecida, al punto de que algunas especies animales regresan a su hábitat natural y se siente la mejora de la calidad del aire. Es claro que, el planeta pedía un respiro por el daño que le estábamos causando, por lo que nuestra nueva mentalidad deberá ser protegerlo.
En lo social, múltiples actividades y escenarios han tenido que ser adecuados o transformados, como la educación, el trabajo, las comunicaciones, los servicios religiosos, la cultura y el entretenimiento, entre otras, por el incremento del uso de plataformas virtuales, la web y redes sociales, lo que se traduce en la real era de la virtualidad en sus más grandes escalas. Sin embargo, en Colombia existen zonas rurales donde se hace difícil la accesibilidad por estos medios debido a la ausencia de tecnología suficiente o en condiciones óptimas.

De otra parte, es evidente la urgencia en la inversión en infraestructura y formación en áreas de la salud, ciencia y tecnología, toda vez que éstas presentan falencias en cobertura, cantidad y calidad; disciplinas que están contribuyendo en gran medida a la atención y manejo oportuno de la crisis sanitaria con el menor impacto posible, debiendo inyectarse mayores recursos a estos fines.

¿Volveremos a ser los mismos con el Covid 19?

El mundo entero para el año 2020 se vio sorprendido por la pandemia del Covid 19, nadie estaba preparado para afrontar este hecho.
Como consecuencia de su rápida propagación, todo cambió, ha sido difícil permanecer en confinamiento obligatorio, dejar de lado la vida familiar y social, no poder circular libremente por las ciudades o países, la carencia de recursos que permitan satisfacer las necesidades básicas, el cierre de industrias y empresas y en algunos casos la pérdida de empleos. Igualmente, ha dejado a su paso desolación por la muerte de familiares, amigos y allegados.
Es así, como la incertidumbre y la angustia por momentos parecen apoderarse de las mentes, se vive en una constante montaña rusa de emociones, todo por causa de un virus que hasta ahora no ha podido ser atacado, que si bien es cierto esta situación está haciendo daño al mundo, la misma nos puede dejar grandes lecciones. Definitivamente, vino para cambiarnos la vida.

Para la gran mayoría ha sido una etapa donde hacer la pausa obligatoria, es beneficiosa para recuperar tiempo en familia, con su pareja, con su mascota, para los hobbies; para otros, ha sido el momento de autocuidado o para retomar o hacer aquellos planes o actividades que siempre habían querido, pero bajo la excusa de falta de tiempo no se habían llevado a cabo; mientras que para algunos pocos, ha sido la tormenta sin fin, pues la soledad y la tristeza los embarga sin saber qué hacer o hacia dónde ir.
Esta crisis nos deberá permitir una profunda introspección para repensarnos y autoevaluarnos y observar cómo mejorarnos, poniendo a prueba nuestra capacidad de análisis y reacción para saber de qué estamos hechos y qué haremos con eso que tenemos; la adaptación y la reinvención de nuestro ser y quehacer estará a flor de piel, así como la creatividad para hacer las cosas.

En medio del caos, la tecnología se presenta como una gran aliada, debido a que, si bien nos ha permitido tener información exacta y en tiempo real de lo que sucede alrededor del mundo, también lo es que tenemos la posibilidad de estar cada vez más conectados y reforzar los lazos afectivos con familiares y amigos a pesar de la distancia física, además de permitirnos buscar a aquellos con quienes no se tenía comunicación constante y fluida por las múltiples ocupaciones y los afanes del día a día.

¿Cuáles son y serán las reflexiones y aprendizajes para la humanidad?
Acaso nos hemos cuestionado ¿quiénes éramos y quienes seremos de ahora en adelante? ¿Qué de lo que era la “normalidad” queremos recuperar y qué queremos cambiar? Sin duda, la respuesta deberá ser que luego de todo esto no podemos ser los mismos, no en absoluto, las enseñanzas que en su sabiduría nos hace vivir y entender el universo con esta experiencia de dificultad nos ha de servir para ser cada vez mejores personas y mejores ciudadanos.

Estamos en un proceso de adaptación, entendiendo que valores como la humildad, la compasión, la solidaridad, nos harán ser más empáticos, tolerantes, amorosos, fuertes y sabios; cambiaremos la forma de ver y vivir la vida, será con pausa, simplicidad, paciencia, mayor disfrute, conexión, gratitud y esperanza, donde prime la esencia y no la apariencia.
Todos estamos juntos en esto, es una lucha global con inteligencia colectiva. Como dice el refrán popular “después de la tormenta llega la calma” y seremos capaces de salir adelante cambiando nuestros pensamientos y actuaciones, y con nuestra capacidad resiliente resurgiremos como el ave fénix.

Por: Diana C. Ibañez Moncada, Vicepresidente Externo JCI Bogotá 2020

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